“Ya lo sabía” es una frase que todos hemos dicho —con razón o sin ella— al menos un par de veces.
Se trate de un giro inesperado en la trama de una novela, el final de una película o de que la policía encuentre culpable a alguien del cual nosotros sospechamos todo el tiempo, la mayoría de nosotros ha dicho alguna vez que todo el tiempo estuvo seguro de que eso pasaría.
Sin embargo, esto no tiene nada de mágico sino de científico, según una investigación de la Universidad de Nortwestern junto a la Universidad de Minnesota que sugiere causas posibles para esa “sensación de retrospección”.
La memoria suele jugar con nosotros. Puede ser que creas recordar erróneamente un juicio previo que crees haber emitido (“estoy seguro de que dije que pasaría”), que estés convencido de que el evento era inevitable (“tenía que pasar”) o que tengas la creencia de que habías previsto el evento (“siempre supe que pasaría esto”). La verdad es que los investigadores aseguran que ciertos factores alimentan nuestra tendencia a creer que sabíamos algo previamente.
Como escribí alguna vez, nuestra memoria funciona de forma que selectivamente recordamos la información que confirma lo que sabemos y a partir de eso creamos una narrativa que da sentido a la información que tenemos. Cuando esta narrativa es fácil de generarse interpretamos que significa que el final debe haber sido previsible. Esto es bueno si eres escritor. Si no, puede ser un problema.
El estudio sugiere también que tenemos una necesidad de cierre que nos motiva a ver el mundo tan ordenado y previsible como sea posible de forma que bajo esa estructura, ficticia o no, se promueva una visión más positiva de nosotros mismos.
De estar condicionados a esta suerte de sesgo restrospectivo, viviríamos en una irrealidad que nos impide aprender realmente de nuestras experiencia. Es imposible detenernos a examinar qué pasó realmente si sentimos que sabíamos todo el tiempo lo que iba a pasar ¿Entiendes lo que digo? Lee de nuevo si no.
¿Cómo nos afecta esto en la práctica? Si eres un empresario con exceso de confianza, por ejemplo, puede ser que inviertas en negocios riesgosos que te dejen en la quiebra. O si eres un político convencido de que sería un hecho que ganaría las elecciones aplastantemente. O un idiota de esos que creen que enamorarse de nuevo puede hacer que no te vuelvan a romper el corazón.
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