La serie en la que los pranes quieren salir

Youtube es la ventana de la historia creada por Luidig Ochoa. El próximo domingo ÚN publica su primera página de cómic

 Cárcel o infierno es una especie de diario personal que Luidig Ochoa decidió publicar cuando salió de la cárcel.

Su talento para dibujar, una computadora y unos tutoriales que consiguió con ayuda de Google fueron las herramientas que le sirvieron para dar a conocer su trabajo. La ventana fue Internet.

A comienzos de este año, colgó el primer capítulo de la serie animada que, según cuenta, es el reflejo de sus vivencias en la prisión. Confiesa que todo el contenido es real. “Nada de esto es inventado, nadie me lo contó, yo lo viví y aquí lo dibujo”, dice.

Sin embargo, muchos de los personajes tienen nombres ficticios, pero representan historias de algunos que están presos y de otros que ya están muertos. Incluso, pranes de diferentes penales del país lo han llamado para pedirle, por favor, una aparición en la trama.

Al principio, la historia giraba en torno a “Saliba”, un pran que luego muere. Aunque el protagonista de estos trazos de hampa, sangre y realidad se apoda “Caremuerto”. Luidig lo dibujó a su imagen y semejanza, con sus mismos tatuajes, su delgada contextura y las tres marcas de bala que tiene en su rostro. Pero asegura que la historia no es la suya.

La serie ya tiene nueve capítulos que ruedan por YouTube. El décimo se estrena el próximo domingo a medianoche, justo el día en que publica en este diario su primera página de cómic basada en esta historia.

Antes de empezar cada clip, se ve un “Parental Advisory” o la debida advertencia a los menores de 18 años, porque el contenido y las imágenes son muy cruentas. Tanto, que hasta lo han censurado: hay una escena en la que aparece una mujer desnuda; inicialmente se le veía el cuerpo completo, pero ahora hay una mancha borrosa sobre los senos de la chica.

Precisamente, es la imagen femenina un elemento importante en esta historia ilustrada. Hay mujeres “explotadas” bailando al ritmo del reguetón, en rumbas que se hacen dentro del penal.


Sobre esos eventos, Luidig dice que “eso es verídico, eso es así”, pero no quiere revelar detalles ni nombres de los DJ o grupos que van a presentarse. Mucho menos de las famosas chicas que van a menear sus curvas por petición del “volantero”, como también se le conoce al jefe de los presos.

Otras escenas muestran al pran con sus luceros en el “bugui”; así le dicen a las celdas. Mientras hablan o discuten, son observados por un afiche de Jesucristo y otro de Diosa Canales, los dos pegados en la pared.

Los coliseos, enfrentamientos con armas de fuego y las enormes cucarachas que caminan por las paredes y pisos de los pabellones son gráficas recurrentes. Lo mismo pasa con un grito de guerra, desconocido para muchos, cuyo agudo sonido es algo así como un “¡yaaayayajuyajuyaju!”.

Todas las voces de los tres primeros capítulos son de Luidig. Utilizó un programa para distorsionar cada una y que no se notará ningún detalle. A partir del capítulo 4, consiguió un estudio para grabar, y unos amigos le colaboraron.

La música nunca está ausente. Estruendosos sonidos hip hoperos acompañan cada cuadro dibujado por Luidig. “Los que cantan el tema principal son amigos míos”, cuenta. Nada más y nada menos que raperos de la talla de Budú, de los 3 Dueños, Big Habana y Rotwaila, de La Corte; Apache, de 4to. Poder; Rekeson y Canserbero, entre otros, le hacen el coro al “ya tengo mucho tiempo aquí y los días se me hacen más eternos”.

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